El uso frecuente de detergentes, el agua caliente, los cambios climáticos, la falta de humedad, la contaminación, el contacto con sustancias irritantes, el viento y el frío ponen a prueba la capacidad de regeneración de la piel de las manos. En el caso de tener las manos secas, ásperas o descamadas, se pueden tratar con una mascarilla casera a base de ingredientes naturales y con doble acción hidratante.
Para ello, se derrite al baño maría unas seis cucharadas de cera de abeja rallada con tres cucharillas de aceite de almendras y dos cucharadas soperas de miel. Se retira del fuego, se añaden tres cucharadas de agua mineral y se vierte la mezcla en un bol. Después se extiende la crema caliente mediante una espátula en todas las manos y se deja reposar un mínimo de 30 minutos.