La miel se considera un alimento altamente beneficioso para la salud si se consume en dosis moderadas, ya que se le atribuyen multitud de propiedades.
Este invierno va a ser tu mejor aliada.
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No debe faltar en una dieta depurativa y desintoxicante. Pues sí, nos ayuda a eliminar toxinas y a combatir la retención de líquidos. La recomiendo en personas que ingieren altas cantidades de medicamentos porque protege al hígado de la toxicidad producida por estos.
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Previene dolores de úlcera y ardores de estómago. Gracias a su contenido en enzimas, las cuales nos ayudan en la digestión.
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Es considerada el antibiótico natural por excelencia contra dolores de garganta, gripes y resfriados. Mejora el sistema inmunológico. En este caso, recomiendo tomar miel con limón.
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Es un excelente laxante, ayuda a mejorar la flora bacteriana y nos previene de sufrir estreñimiento. Para esto, tomar miel en ayunas con un vaso de agua.
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En el caso de sufrir osteoporosis, la miel nos ayuda a aumentar nuestra masa ósea ya que ayuda a la absorción del calcio.
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Se considera también alcalina, calmante, regulala presión arterial... Cura las heridas y revitaliza la piel, ya que es un excelente cicatrizante.
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Es energética. Sin duda es imprescindible en la dieta del deportista, ya que nos aporta mucha energía, evita la fatiga y mejora el rendimiento.
Estas son propiedades generales de la miel, pero hay diferentes tipos de mieles y no todas poseen las mismas propiedades. Aquí tienes algunas de ellas y sus beneficios:
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Miel de algarrobo: relaja el sistema nervioso.
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Miel de eucalipto: ideal frente a la tos y los cálculos renales.
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Miel de romero: ayuda contra las afecciones hepáticas y estomacales, el asma y la presión arterial baja.
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Miel de salvia: excitante (estimula la menstruación).
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Miel de tomillo: antiséptica, pectoral, emenagoga, y mejora la digestión.
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Miel de hiedra: reduce el dolor de cabeza.
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Miel de azahar: calmante y relajante.
Existen muchas más, así que es cuestión de encontrar la miel que pueda beneficiarte según tus dolencias o necesidades y consumir a diario una o dos cucharadas soperas por las mañanas.