Es bien sabido que la miel tienen una gran cantidad de propiedades beneficiosas para nuestro organismo, aunque, como ocurre prácticamente con todo, su consumo debe ser moderado.
Sin embargo, un reciente estudio ha demostrado que un alto porcentaje de la miel que nos venden en los supermercados y otros centros son alteradas, por lo que no estaríamos disfrutando de sus increíbles propiedades.
Y es que desde Asia se están comercializando mieles ultra filtradas para esconder su procedencia. Esto ocurre después de que se descubriera que algunas de estas mieles contenían antibióticos ilegales y estaban contaminadas con metales pesados que podrían tener graves efectos sobre la salud, y también para borrar toda evidencia que delate que fueron producidas de forma ilegal.
– La prueba del pulgar. Pon una gota de miel sobre tu pulgar. Si escurre o cae hacia un lado, la miel no es pura. Si se mantiene intacta, sí lo es.
– La prueba del agua. Llena un vaso con agua y vierte una cucharada de miel dentro. La miel pura se mantendrá prácticamente intacta y se sumergirá hasta el fondo del vaso. La miel alterada se disolverá.
– La prueba del estante. La miel pura se cristalizará con el tiempo, mientras que la miel alterada seguirá viéndose como sirope líquido, sin importar la cantidad de tiempo que permanezca guardada en tu despensa.
– La prueba del papel de cocina. Si viertes un poco de miel en un pedazo de papel de cocina y deja una mancha mojada, la miel está alterada y le han agregado agua. Si es pura no dejará mancha. El problema de este truco es que tampoco dejarán mancha aquellas mieles que hayan sido diluidas en siropes o jarabes azucarados.